My Account Sign Out
My Account
    Ver carrito

    Subtotal: $

    Caja
    white cloth with blue stripes

    Cosméticos santos y Madre Teresa

    por Alice von Hildebrand

    martes, 10 de julio de 2012

    Otros idiomas: العربية, English

    2 Comentarios
    2 Comentarios
    2 Comentarios
      Enviar
    • Lessie

      Gracias, uno de mis mayores deseos es lograr trabajar para la gloria de Dios. Estos articulos me inspiran. Gracias por compartirlos.

    • karla

      Me impactaron estas palabras quiero hacerlas rema en mi vida.

    La Dra. Alice von Hildebrand, filósofa y teóloga católica, es viuda del filósofo alemán y honesto orador anti- nazi, Dietrich von Hildebrand. Ella enseñó filosofía en el Colegio Hunter durante treinta y siete años, hasta su retiro en 1984, y ha escrito varios libros. Nació en Bélgica y llegó a los Estados Unidos en 1940. En una serie de entrevistas, Hildebrand de 89 años de edad, habla sobre temas que van desde la feminidad, el matrimonio, el celibato, al destino eterno del alma humana y mucho más. Esto es el sexto artículo basado en extractos de las entrevistas:

    Las mujeres verdaderas dominan el mundo – no en términos de poder, sino en términos de influencia. Considera, por ejemplo, a Maria la madre de Jesús. Ella no fue solamente la más cercana a Cristo, además, durante la boda de Caná fue ella quien se dio cuenta que ya no había bastante vino. Esto es muy típico de la mujer; porque el hombre bebe su vino pero usualmente no ve si hay algo más para otros. María vio que se había acabado el vino y su alma fue sensible a la situación. Jesús parece contenerla cuando le dice: "Todavía no ha llegado mi hora." Pero ¿qué hace ella? Les dice a los sirvientes, "Hagan lo que él les ordene". Les dice esto, y los sirvientes hicieron exactamente lo que Jesús les mandó.

    María no era impresionante, no en el pensar del mundo. Su gloria era interior. Así como Cristo fue el más hermoso de los hijos de los hombres (como dice en los Salmos), María fue la más hermosa de las mujeres; su cuerpo femenino era una combinación de belleza física y espiritual. Hoy, sin embargo, hemos inventado un culto al cuerpo, de la belleza exterior. Recientemente recibí un folleto por correo de la farmacia local – catorce páginas de largo. ¡Ocho cosméticos nuevos! Si usas este, te va a rejuvenecer, y este otro es para tus ojos, y nuevos colores para una cosa u otra. Todo este maquillaje cuesta una fortuna y tal vez mañana tú o yo estemos muertos.

    Si prestáramos tanta atención a nuestras almas como hacemos a nuestros cuerpos, este mundo tan loco podría ser más sano. Pero la gente simplemente no tiene tiempo para lo que es importante. Imagínate cuánto tiempo tarda una mujer en maquillarse, y es que hay mujeres que pasan hasta una hora cada día frente al espejo, maquillándose ellas mismas. Bueno, yo no voy a decir todo lo que pienso sobre los cosméticos, pero te digo algo, no mejoran nada. Cuando Dios crea, él sabe lo que es mejor. Hoy las uñas con color están de moda. El culto al cuerpo es una locura. ¿Y qué hay del alma? ¿Qué hay de los cosméticos santos? Necesitamos dedicarle mucho más tiempo al embellecimiento de nuestras almas.

    Mother Teresa smiling

    La mujer de hoy ha traicionado su verdadera misión. Ella quiere verse bien, pero también quiere ser jefe de Estado. Siempre me siento incómoda cuando las mujeres tratan de ser exactamente como los hombres, porque lo hacen tan mal. Hoy confundimos todo, por eso muchos hombres son afeminados y tantas mujeres tratan de ser como los hombres. No voy a comentar sobre los hombres, pero las mujeres lo hacen tan mal que se ven ridículas.

    Hace muchos años, cuando yo estaba en Oxford, había una mujer fumando cigarro. Ella creía que por fumar podía demostrar a los hombres que era igual a ellos, que ella podía ser varonil. No estoy bromeando. Yo no sé qué opinas tú, pero un cigarro ciertamente no mejora la apariencia, ¡créeme! Tampoco pienso que pueda lograr cualquier otra cosa. En la actualidad es lo mismo: tantas mujeres tratando de avanzar en el mundo pero sin llegar a ningún lado y viviendo sus vidas cada vez más vacías.

    Ahora déjame contarte sobre una mujer que sabía cómo vivir. Yo conocí a la Madre Teresa dos veces. Ella estaba en Estados Unidos cuando yo iba a dar un discurso; ella era una de las oradoras principales y yo una de las pequeñas al final. En ese tiempo mi sobrina Chantal estaba moribunda en Bélgica. Tenía una alergia sin diagnosticar al gluten, y yo le pedí a la Madre Teresa que orara por ella. Chantal pesaba 125 libras pero perdió cinco libras cada semana porque su comida la dañaba, y el final de la historia es que se murió, pesando solamente cuarenta y cinco libras.

    La siguiente vez que contacté con la Madre Teresa fue casi cuatro meses antes de su muerte. Ella estaba en los Estados Unidos otra vez y cuando llegó de inmediato me llamó por teléfono, quería saber cómo estaba mi sobrina. No hay que olvidar que esta mujer conocía a miles de personas y ella sólo me había conocido por casualidad en una conferencia. No obstante, meses después me llamó para preguntar cómo estaba mi sobrina. Esto es amor cristiano. También es típico de la santidad.

    Esto también te da una idea de quién fue la Madre Teresa. Ella era muy chiquita, no tenía personalidad impresionante ni era oradora estupenda. Pero yo te digo que ella no le temía a nada. Habló delante de Bill y Hilary Clinton sobre el horror del aborto, y la gente le aplaudió y los Clinton no pudieron hacer nada más que permanecer en sus asientos. No le temía a nada. Ella no le temía a nada simplemente porque quería obedecer a Dios.

    Una vez viajó a Roma acompañada por un padre quien fue su chofer. Para entrar al Vaticano se requiere un permiso especial. Así pues, este padre la llevó al Vaticano y estando a punto de dejarla salir del coche, Teresa le pidió acompañarla. El protestó, por supuesto, porque no tenía permiso. Pero ella le dijo no preocuparse y que se quedara junto a ella. Así, ella llegó al primer guardia quien lógicamente pidió ver el permiso de él, y ella le dijo que él no tenía permiso pero que ella le había pedido acompañarla. El guardia no tuvo nada que decir, y continuaron. Caminando por el corredor se encontraron a otro guardia, y el mismo cuento. ¡Al final el chofer llegó hasta el papa!

    Cuando una mujer trabaja para Dios, no se le puede vencer. ¡Lo digo en serio! Cuando verdaderamente está trabajando para Dios, ella es la fuerza más poderosa del mundo. Puede no tener autoridad, pero tiene algo infinitamente más importante: influencia. La autoridad ordena acciones, la influencia cambia seres. ¡Esta es la misión de la mujer! No la traicionemos.

    Contribuido por Alice von Hildebrand in 2012 Alice von Hildebrand

    Extractos de entrevistas con la Dra. Alice von Hildebrand, filósofa y teóloga católica sobre temas que van desde la feminidad, el matrimonio, el celibato, al destino eterno del alma humana.

    Aprender más
    2 Comentarios