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    Adopción

    por Johann Christoph Arnold

    viernes, 08 de junio de 2012

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    La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es ésta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo. – Santiago 1:27

    Cada año además de los millones de vidas interrumpidas por el aborto, nacen miles de niños no deseados. Muchos son rechazados porque los padres no pueden con las demandas que implica alimentar otra boca, muchos otros son abandonados por estar malformados o lisiados. Estos niños no son abandonados únicamente en hospitales y clínicas. Un gran número que va en aumento son abandonados en la calle, en la basura y otros lugares por jóvenes adolescentes, adultos abusivos, adictos al alcohol y las drogas, que no pueden hacerles frente o simplemente porque son incapaces de ganarse la vida.

    Obviamente, los padres biológicos son los que tienen la mayor responsabilidad de estos niños. Sin embargo, el abandono de bebés y niños pequeños es asimismo una crítica para todos nosotros. Mientras que existan zonas pobres y marginadas, explotación y desempleo; todos nosotros que disfrutamos de la seguridad económica somos también culpables.

    ¿Cómo podemos ayudar a las mujeres que por sentirse abrumadas rechazan atender al bebé que han llevado ellas mismas? Mi abuelo –quien claramente se oponía al aborto– declaró ser un error estar en contra y protestar, sin antes proporcionar una alternativa práctica a esas mujeres y sus familias. De igual manera, no podemos condenar a las personas que abandonan o renuncian a sus hijos a menos que le hagamos frente a las presiones reales que los impulsan a tomar una decisión tan drástica. Esto no será una tarea fácil, sin embargo es evidente que las iglesias, refugios, clínicas y trabajadores sociales no están haciendo lo suficiente.

    Adoptar a un niño puede tomar años de espera a un costo enorme; además, es extremadamente difícil hacer coincidir parejas esperanzadas con hijos no deseados. En algunos casos esto se debe a que el niño no cumple con el deseo particular y altos estándares de los posibles padres, en otros casos, las agencias gubernamentales se han visto obligadas a procedimientos engorrosos para proteger a los clientes de operaciones ilegales. No obstante es claro que algo radical se necesita hacer para lograr la adopción más fácilmente a un costo menos gravoso, sin dejar de regular la seguridad.

    Aún después que se ha logrado la adopción, la crianza del niño adoptivo no es fácil. Muchos de estos niños son víctimas de abuso, abandono o las circunstancias de su nacimiento les han dejado cicatrices en cuerpo y alma. También pueden tener problemas médicos o psiquiátricos ocultos. Sin embargo, ellos deben ser bienvenidos con amor incondicional. Hace cien años, el pastor alemán Blumhardt ofreció este consejo que aún es adecuado:

    Quienes adoptan niños deben aceptarlos con todas sus ingratitudes, o no les va a ir bien. Adoptar niños y esperar de ellos su gratitud no es natural. Los niños, aparte de mostrar amor en la forma como lo hacen, nunca muestran especial agradecimiento a quienes los alimentan y visten. Ellos dan muy por sentado que nosotros no los vamos a dejar hambrientos o desnudos, y lo mínimo que hacemos no les basta si ven que podemos hacer más. Ellos sienten tener este derecho con quienquiera que se encargue de ellos.

    No obstante, muchos de los que adoptan niños desean ser reconocidos por ellos – piensan que debe asombrarles el hecho de que personas que no tenían ninguna obligación los aceptaron por compasión. Obviamente esto es algo que ellos no sienten, por tanto, no debemos exigirlo.

    Ámenlos sin esperar su agradecimiento, y aunque causen problemas; deben ser aceptados con todas sus travesuras. Ellos lo sentirán y los amarán por esto sin palabras. A menudo a los niños adoptivos se les da lo que necesitan; pero sin amor, e incluso con palabras se le hace sentir así. Esto los lastima profundamente y además puede crecer odio en sus corazones...

    Los niños adoptivos no quieren tener menos privilegios que otros niños si viven juntos; ellos tienen ojos, y si ven diferencias, esto les lastima terriblemente. ¿Por qué pasa esto? Simplemente porque son niños y no pueden ver a otro niño tener más.

    Si adoptas niños, adóptalos totalmente para que tengan la libertad de ser simplemente niños y poder hacer cualquier reclamación infantil.

    Haremos bien en recordar lo que Jesús dice: "el que recibe en mi nombre a un niño como este, me recibe a mi" (Mt 18:5). Sin duda, esta maravillosa promesa aplica a los padres adoptivos – a cada pareja que da la bienvenida a un niño dentro de su hogar.

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    Contribuido por JohannChristophArnold Johann Christoph Arnold

    Artículos y libros electrónicos por Johann Christoph Arnold sobre matrimonio, discipulado, oración y la búsqueda de paz. Página de inicio oficial de Johann Christoph Arnold.

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